La educación sexual y el porno

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Los adolescentes son tremendamente permeables, influenciables y maleables. Incluso más que los niños, en cierto sentido, puesto que ya a esas edades tenemos mayor libertad e independencia para tomar ciertas decisiones. Es una etapa crucial en la vida, donde se forma definitivamente nuestro carácter, y en muchas ocasiones esa confusión que sentimos nos puede llevar a sufrir bastante. La típica angustia adolescente puede parecer un mito, pero es algo bastante real que todos sufrimos en mayor o menor medida. Esa transición entre la niñez y la adultez, que además no es igual para todos, porque cada uno la lleva a su manera. Esa forma de intentar ser nosotros mismos, pero sin estar preparados todavía para la vida social, aunque creamos que sí lo estamos. Esos primeros descubrimientos, especialmente en el sexo, que nos ilusionan y nos sorprenden, pero que pueden ser también peligrosos y marcarnos de por vida…

El acercamiento de los jóvenes al sexo en esta etapa es algo muy delicado, ya que en la mayoría de casos este tema sigue siendo un gran tabú. A pesar de lo abiertos que somos actualmente con todo lo que tiene que ver con el sexo y el placer, se sigue entendiendo que los jóvenes no deben saber demasiado sobre el tema. No están preparados para tomar ciertas decisiones sexuales, y en muchos casos ni siquiera se han desarrollado del todo. Sin embargo, la realidad es que los adolescentes tienen sexo cada vez antes, perdiendo la virginidad en el instituto como algo ya natural. Es un proceso que además les carga de cierta responsabilidad, para ellos mismos y con respecto a sus propios compañeros. Si un chico no ha tenido sexo al abandonar el instituto se le considera raro, y eso le puede llegar a afectar de manera terrible en su futura vida sexual. Lo mismo ocurre si una chica ha decidido disfrutar del placer sexual en esa etapa, ganándose “cierta fama”. La educación sexual que se da a estas edades es insuficiente, y además, una de las fuentes más habituales de información es el porno. Es como si quisiéramos estudiar historia viendo películas de Hollywood.

Un problema en la adolescencia

La discusión viene dada por la mala influencia que puede suponer la pornografía a ciertas edades en las que todavía no estamos del todo preparados para entenderla correctamente. Empezando por saber que el porno es ficción, es casi una coreografía que dos actores profesionales llevan a cabo en busca de la experiencia estética y morbosa. No tiene mucho que ver con el placer real, con un encuentro sexual natural, y mucho menos entre adolescentes. Sin embargo, al estar alejados en muchos casos de fuentes de información reales y adecuadas, los jóvenes tiran del porno para “aprender” sobre sexo. Y también porque les excita mucho más, ya que a esas edades todos estamos revolucionados. Hoy en día, la situación se ha vuelto más extrema dado que el porno es mucho más accesible que hace tan solo unos años.

El porno, fuente de información para los jóvenes

Al fin y al cabo es natural que el porno acabe siendo la fuente de información más cercana a los adolescentes, porque es muy fácil llegar a este contenido. Esta generación ha crecido ya con un teléfono conectado a Internet bajo el brazo, y esto ha pulverizado todas las barreras que pudiera haber hasta ahora. El acceso a la pornografía se ha multiplicado por mil, y aunque esas páginas son solo para adultos, saltarse el filtro al entrar es lo más fácil del mundo. En principio, el porno no tiene porqué ser negativo para los jóvenes. Lo que ocurre es que cuando es la única fuente de información sobre sexo que tienen, la confusión sobre el tema puede ser catastrófica, porque llegan a creer que lo que están viendo es algo cien por cien real.

Cuando la educación sexual falla y se deja en manos de este tipo de contenido, el adolescente no tiene más remedio que buscar esa información dónde sea. Y seamos sinceros, el porno puede llegar a ser pernicioso en ciertas actitudes que, por desgracia, están volviendo a repuntar. Es como si nos pensáramos que la vida es una película de acción en  la que todo se soluciona con peleas y tiroteos. Las actitudes machistas siguen imperando en la industria, y esto se traslada luego, de forma consciente e inconsciente, a los adolescentes. Llegar a creer que esa es la forma correcta y excitante de tener sexo puede provocar una gran confusión en ellos, y llegar al punto de convertirlos en potenciales abusadores, o en chicas demasiado sumisas que solo se ven como objetos sexuales.

Una educación sexual abierta y sin tabúes

La solución es clara: apostar por una educación sexual real, abierta y sin tabúes, que empiece en casa pero que también se lleve a las clases. Algo que se está intentando en muchos lugares del mundo, a pesar de la oposición de muchos sectores conservadores, que siguen empeñados en ver a los jóvenes como angelitos asexuados. La falta de educación sexual siempre ha traído problemas a las comunidades, empezando por las enfermedades de transmisión sexual y terminando por embarazos no deseados. Es un peligro que existe porque los chicos jóvenes, informados o no, van a querer experimentar con este tipo de asuntos. El cuerpo se lo está pidiendo, y ellos están deseando tener este tipo de experiencias, aunque puedan resultar desastrosas.

Si educamos en la salud mental y física, si enseñamos a los niños a comer sano y a practicar deporte para mantenerse en forma… ¿por qué no darles una educación sexual correcta? No estamos hablando de pervertirlos ni de animarles a tener sexo cuando apenas se han desarrollado. Se trata de plantearles la información adaptada a sus propios conocimientos y a su edad, para que al llegar el momento, estén preparados para hacerlo de manera segura. Se evitarían muchísimos problemas y se solucionarían de paso también muchas disputas y discusiones. Pero aquí también entramos en ese terreno resbaladizo de cómo cada cual quiere educar a sus hijos. Y habrá padres que estén totalmente en contra de que sus chicos den clases de sexualidad en la escuela. Para eso ya está la casa, controlando el conocimiento que les llega… o intentándolo.

Una visión sana del sexo

La pornografía puede ser algo maravilloso para excitarnos, una manera genial de relajarnos, dejarnos llevar y explorar nuestras propias fantasías. Pero debemos tener muy claros los conceptos de la educación sexual antes de entender que el porno no es real, que es todo ficción. Para unos jóvenes que están todavía iniciándose en el placer sexual, esto no está tan claro, así que debemos ofrecerles más herramientas para que puedan comparar. La visión sobre el placer y el vicio que se da en el porno puede resultar perniciosa si es la única que tenemos, si no estamos expuestos a otras fuentes de información más realistas. El uso de preservativos, el trato emocional, la respuesta a ciertos estímulos… En la vida real el sexo es muy diferente al porno, así que debemos ser conscientes de ello.